Dos meses

Me pesan los ojos todo el día. Tengo una sensación que creo nunca antes haber sentido, y creía nunca iba a sentir. Me siento ingenuo, hasta me siento dramático. ¿Cuánto tiempo pasó? ¿Dos meses como mucho? ¿Cómo una relación de dos meses me derrota de esta manera, no debería ser más fuerte que eso? DOS MESES.

Pasan los días y la mayoría siento neutralidad.
Dicen que la vida son altibajos entre felicidad y tristeza, yo siento que oscilo más cerca que nunca de la neutralidad.

Siento nada la mayoría del tiempo.
Y el resto del tiempo está dividido en dosis acotadas de felicidad, como un perro que juega en un parque atado de una correa, que ve a sus colegas perros jugar libres pero sabe que no podrá jugar con ellos a no ser que ellos decidan acercarse lo suficiente, y conformarse con los tres o cuatro metros a la redonda que la correa le permite aprovechar. Pero el perro tiene claro que sus colegas perros no tienen por qué dejar de gozar de la inmensidad del parque, el perro tiene claro que si sus colegas perros deciden jugar cerca de él será por amor. Y el amor es algo que se da espontáneamente, y me parte el corazón en mil pedazos tener que pedirlo. Pero lo necesito. Perdonenme mis queridos perros. 

Hoy en particular me invadieron imágenes muy vívidas. Su sonrisa, sus ojos, su boca. DOS MESES. No me reconozco. Cada vez que pienso que no va a volver a mi vida es una daga en el corazón,
y solo pasaron dos meses. 

Y quiero hacer hincapié en esto.

Sentí por esta chica cosas que no había sentido nunca en mi vida, de verdad. Y me pongo a pensar en retrospectiva cómo llegué a sentirme así. ¿Sería la primera vez que me cruzo con alguien que tiene el potencial de hacerme sentir así? 

No lo creo. Yo creo que hubo mucha predisposición mía. ¿Qué es esa predisposición? ¿Cómo se manifestaba? Me abrí. Abrí mi corazón. 

Muy cliché. Vamos de nuevo.

Tomé la decisión consciente y racional de querer sentirme seguro. 

Quise desde el minuto cero empezar a blanquear mis inseguridades, como si tuviera que dar aviso de ellas. Quise sentir desde el principio que no era un objeto, y sentirme querido por mi escencia, blanqueé una gran inseguridad mia, el sexo. Amor sin penetración. Parece el nombre de un poema. Pero la verdad es lo que intenté hacer. Siempre creí que como parte fundamental de un vínculo amoroso estaba la penetración. Y permítaseme ser completamente sincero, es este el motivo por el cual no me creía capaz de amar. Por lo que me encontré poniendo esta cuestión a prueba. Aclaré desde el principio que necesitaba ir lento. Que si nos acelerabamos me iba a asustar -porque es eso lo que me pasa, me asusto y quiero huir- y quería darle paciencia para ver qué pasaba. Realmente estaba experimentando. 

Cada semana me sentía más querido, y más reafirmaba la idea de que la penetración no es la moneda con la que se paga el cariño. Quizá sea esa una de las mayores lecciones que me llevo de esta experiencia. 

En fin, ¿cuál es mi miedo? Mi miedo parte de que tuve que dejar todas mis heridas a la intemperie para sentir que estaba compartiendo algo real con alguien. Y de verdad creo que lo logré, efectivamente me sentí increíble, pero ahora me quedó descubierta la carne viva, y duele, duele. 

De vuelta, tengo veinte años y me siento ingenuo por tener este miedo. De verdad que me siento un niño. 

Pero cómo podré volver a sentir esto sin exponer de manera semejante mis heridas. Por esto hice y hago tanto hincapié en los DOS MESES,
porque algo debo haber hecho mal,
que en dos meses me haya vulnerabilizado tanto.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Comments (

)