¿Qué pasa después de la caída? ¿Cómo seguimos desde ahí? Tras lanzar mi single “Me Caigo” descubrí nuevas formas de entenderme, pensarme y existir. Si te invito a caer conmigo, ¿venis?
Cuando tenemos apenas meses de vida, no caminamos. Arrastramos el cuerpo contra el piso como pequeños monstruos que no conocen el terreno que habitan. Poco a poco, aprendemos a caminar. Aprendemos que la planta del pie y el suelo son mejores amigas y que la estabilidad es una meta. Cuando lx niñx aprende a caminar, hay que registrarlo, para que entienda que se puede sostener por sí mismo sin la ayuda de nadie. Cuando no lo logra, también lo registramos, porque encontramos un goce en esa caída. Youtube está repleto de videos de “Caidas de bebes” o “Caídas de famosos”. La caída es el chiste en el que más de acuerdo vamos a estar. Las señoras, lxs niñxs, lxs adultxs, todxs alguna vez nos reímos de alguna caída. El goce está en entender que eso que damos por obvio del vínculo entre la planta del pie y el suelo es algo aprendido, y siempre hay un margen de error.
El año pasado lancé mi primer single titulado Me Caigo. Recuerdo a amigas y conocidas
cantando erróneamente la letra. “Me caigo y me levanto” cantaban, como el famoso poema
de Cortazar. Yo solo pensaba que no entendía muy bien el porqué de la insistencia en
levantarse. Y de pronto comprendí. Caerse es un ejercicio que muy pocas personas practican. Quienes hacen uso de esta técnica suelen ser niñxs o atletas olímpicxs. Cuando unx niñx se tira rodando por la duna en la playa, todo se desestabiliza. El cerebro le da vueltas y su cuerpo no tiene forma de parar. Por un momento se abstrae de los pensamientos y deja que operen otros sentidos. El único límite está en lo que la arena y el viento decidan. De alguna forma, me siento muy cercana a la experiencia de esxs niñxs. Para mí salir a la calle es como una pasarela de reja en donde a cada segundo me puedo caer, como Naomi Campbell para Vivienne Westwood o como Carmen Barbieri en Aunque usted no lo viera. Hasta que de repente: Pum! Me caigo.
Al caer lo que descubro me deja boba. En el piso hay un submundo de mostras, bichas,
pajarracas, cyborgs y otras que también eligieron la caída. Todas nos arrastramos y nos
dejamos sensibilizar por estas nuevas formas que encontramos de movernos. Lxs de arriba ni se enteraron. Mejor así. Nosotras festejamos. Cada caída nueva es una celebración. Negar ese vínculo único entre planta del pie y suelo se convirtió en nuestro manifiesto. Algunxs caen y casi sin observar a su alrededor, se vuelven a levantar para reafirmarse caminantes. Nosotras seguimos.
Existiendo por lo bajo me encontré. Fuera de los binarios de genero, de sexo y de amor, fuera de los cuerpos atravesados por las mil y una filosofias del hombre. Descubrí que también está bien no saber. No entender, no elegir. O por el contrario, elegir lo otro. Hoy elijo lo inestable, el desvío, el arrastre. Elijo lo negado, lo inexistente. Elijo caer.
Mabel nos recomienda Colectivo 4n0
«Un colectivo de experimentación escenica de Rosario que indaga en los límites y perfierias del cuerpo, el sexo y el género.»
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