Fluidez

El arte está altamente ligado a la expresión. La sensación de expresar es lo que me guía a la hora de pintar. 

A través de la expresión de ideas, y por sobretodo sentimientos, se logra llegar a un fin estético. Cada persona tiene una manera de expresarse y sentirse libre de los sentimientos que la atormentan, esos  que son parte suyo día a día, y desde esa convivencia se ven reflejados inevitablemente en su arte.

A la hora de pintar cada cuadro voy hacia los cuerpos de mujeres y sus poses expresivas, la decisión de abandonar el cuadro -darlo por finalizado- la tomo cuando ya no encuentro sentimientos por expresar que puedan ser reflejados en ella, ahí empiezo a crear otro.

Hay instancias en las que me es difícil continuar la expresión, la pose de la mujer y por sobretodo expresarme yo, porque cada día es distinto y así también los sentimientos, aunque esas veces también son una distinta manera y un distinto lugar de expresión y demostración.

Un mensaje se transmite desde muchas dimensiones: el tamaño del lienzo, los colores elegidos, el tamaño en el que decido representar a la mujer y cuán expresiva será la pose, por esto mismo es que el día en el que decido comenzar a pintar algo nuevo es el día que va a condicionar el resto de mi pintura, pudiendo explayarme de distintas maneras y así encontrar distintas salidas y liberar mis sentimientos, siendo una manera de largar lo que se encuentra adentro. 

A partir de ese lugar y esa posición considero que hay personas que se sienten identificadas y/o cercanas con ciertas pinturas mías, como hay otras personas que no, y esa identificación la creo lograda en base a la asimilación que encuentra cada persona espectadora entre su sentimiento propio y el cuerpo representado.

Es así como creo que también cada artista expresa su arte, reflejando su expresión y sus sentimientos. Por más que haya géneros -de cualquier rama del arte- similares o hasta iguales, el resultado final nunca va a ser parecido porque es en el resultado final en donde el artista se comunica y conecta con la persona receptora de su arte, sin haber en la mayoría de las veces un conocimiento, una relación entre estas dos; hay una conexión y comunicación sin ningún tipo de habla concreta.

Siendo así, cuando la persona receptora se siente identificada con el fin representado y realizado artísticamente es cuando -desde mi lugar- puedo darle fin al proyecto, porque aparece la comunicación y conexión.

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