Instantes

Melancolías por el posible final que todavía no llegó

Tanta cercanía, tanta completud

Un abrazo sincero que suplica y promete la inexistencia de un final

Eternidad refutada instantáneamente luego de creerla

El sufrimiento que acompaña el abrazo delata la incredulidad.

 

Natalia y Aimé/ Lagoina, Brasil

 

Flotar sin tiempo

El agua que te cubre pero no sostiene

Un colchón blando que no resiste tu peso

Un abrazo contenedor que se desarma antes de lo necesario

Una mano que se suelta antes de que encuentres el equilibrio

Una palabra que cura pero deja incomodidad,

Y más formas de crecer acompañado y con amor.

Aimé/ Buenos Aires, Argentina

Dispara inocencia

El juego es cosa seria

Y al mismo tiempo tan libre como lo es lo inmoral.

Porque cualquiera puede jugar a la guerra pero cuando se topa con ella el tabú florece.

Nadie juega a la guerra después de vivirla.

El juego es la libertad con la que uno empieza a vivir y es el primer testigo que da cuenta de cómo, con el tiempo, vamos adquiriendo aprensiones.

Jugar es seducir a las libertades y límites, probar que tan  lejos (o cerca) están.

 

Lucio/ Buenos Aires, Argentina

 

Intimidades que intimidan (y las que no)

Bombardeados de vidas privadas vueltas públicas, prendemos la tele una y otra vez sedientos de intimidad ajena.

Hurgamos sus vidas y suplicamos por más.

Pero en la simpleza,

En el parpadeo de una cámara,

Nos espanta la supuesta sobreexposición.

Rocco/ Buenos Aires, Argentina

A un silencio 

Así como decir algo y esperar que no se entienda de otra forma que la exacta manera en la que fue dicha.

Así como esperar que lo dicho se escuche como lo dicho y no como lo que lx otrx pudo escuchar.

Así como solo escuchar lo que ya se piensa en lugar de lo que se dijo.

Así,

como conversar a un silencio de distancia.

Tilcara/ Salta, Argentina

 

De lo que se ve y lo que no

Los ojos suelen ver. O esa es la función que en general cumplen.

A veces no ven y a veces algo no les permite ver. Puede ser por causa de algo que excede al portador de esos ojos o , en ciertos casos, la ceguera puede ser causada por el mismo portador.

Puede que a sus ojos los cubra con un velo, para tamizar la mirada y el alcance de lo que pueda observar.

Puede que se valga de otras partes del cuerpo y logre desviar la mirada a tal punto que se vuelva capaz de ignorar lo que tiene al alcance de una rotación de cuello.

Otra posibilidad, la más engañosa, es que, sin ninguna acción que enturbie la mirada, desarrolle el arte de no ver lo que se está mirando. 

Puede sonar confuso pero es habitual.
Al mirar el mar se puede afirmar con seguridad que hay una línea en el horizonte que marca el fin. Al mirarnos al espejo, se puede asegurar con firmeza que el lunar que pensábamos estaba en el lado derecho de nuestra cara ahora esta en el izquierdo. Al estar colgados patas para arriba de un trapecio se puede asegurar que la fuerza de gravedad funciona al contrario que lo que estábamos acostumbrados…

Lucìa y Rocco/ Buenos Aires, Argentina

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