La expresión verde de la crisis mundial

La crisis climática tuvo un nuevo episodio en Australia hace un par de días, volviendo a expresar la gravedad de la destrucción ambiental y conmocionando al mundo entero como lo hizo el incendio del Amazonas el año pasado.

Esta escalada en la catástrofe ambiental, aún con hechos menos llamativos pero igual de significativos, va marcándole el paso a la destrucción de nuestro planeta, despertando así la inquietud de millones de activistas en diferentes puntos del planisferio.

Se abre así el debate sobre cómo la raza humana se debe proponer salvar el ecosistema, su fauna y su flora, evitando así su propia extinción.

Es importante explicar en qué marco se desarrolla esta emergencia ambiental para poder determinar no solo donde recae la responsabilidad de la destrucción del ambiente sino porque a partir de esto también veremos de qué forma le damos una salida.

La tierra como tasa de ganancia

No es noticia que los recursos naturales están, estuvieron y seguirán estando en constante disputa entre los grandes grupos imperialistas. Es esa la razón por la cual Latinoamérica y sus tierras son un fuente tan valiosa para los grandes capitales, especialmente los pulpos mineros y petroleros como el caso de la Barrick Gold o Vaca Muerta en nuestro país, por ejemplo.

Todos los gobiernos garantizan la inserción de grandes multinacionales que explotan nuestras tierras, permitiendo que esto sea de formas irresponsables y sumamente contaminantes. No sólo eso, sino que estos modelos también defienden la flexibilización de los convenios colectivos de trabajo (múltiples casos de muertes obreras en manos de la negligencia de Vaca Muerta, 2019) a costa de elevar los niveles de producción, y en sintonía con la quita de retenciones, el bloqueo de reformas impositivas y una huída masiva de dólares hacia el exterior.

En esta línea, el gobierno actual quiso reformar la ley 7722 en Mendoza, para permitir el uso de sustancias contaminantes, lo cual envenenaba el agua mendocina con cianuro.

Estas medidas no son más que concesiones coloniales al gran capital en relación directa con el pago de la deuda externa, es decir, la disposición ilimitada de recursos naturales y superexplotación de mano de obra en beneficio de recaudar lo necesario para pagarle al Fondo Monetario y los grandes acreedores.

El salvataje del medio ambiente

Se abre a nivel mundial, desde diferentes sectores del activismo y espacios políticos, la elaboración de propuestas y salidas a la problemática.

Entran en discusión las medidas individualistas, las medidas legislativas, pero todas estas resultan insuficientes.

Resulta que el problema detrás de la generación del gas de efecto invernadero, no son les consumidores de carne, sino la industria cárnica; así como el gran problema detrás de la contaminación no es la falta de reciclaje por parte de la población, sino de las grandes industrias que no les preocupa ser causantes de la contaminación atmosferica y del agua, la pérdida de biodiversidad, del calentamiento global, llevándonos así a una extinción segura.

Lo que es preocupante es que no hay medida intermedia que pueda efectivamente generar el cambio necesario para evitar la destrucción del planeta.

Lo que debemos preguntarnos, lo que debería interpelarnos tanto en esta problemática como en tantas otras, es cómo lo resolvemos de raíz.

La autodestrucción de un régimen en decadencia

Una vez más, tenemos otro ejemplo de las consecuencias gravísimas a las que lleva este régimen: un sistema en descomposición total, donde las prioridades no están puestas en la supervivencia de la especie (!!!!) sino en garantizar el reflote y salvataje de los grandes capitales a nivel mundial.

La crisis de sobreproducción capitalista mundial la está pagando nuestro planeta hace tiempo, y ahora estamos llegando a una etapa decisiva en la que tenemos que decidir si mantenemos este régimen que tiene tatuada la fórmula de nuestra autodestrucción.

La existencia del capitalismo es incompatible con la existencia de la raza humana, las hermosas especies que habitan esta tierra, y todas las maravillas que la naturaleza nos ofrece día a día.

Es nuestra tarea, como juventud, trabajadoras y trabajadores, superar este régimen y colocarnos a la cabeza de una transformación social de raíz.

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