Bibliodiversidad, rescate literario y nuevas voces.
Fragmentos de La luna en harapos, de Susana Villalba, novela poética o poema en prosa gordo que narra, en clave coral, la conquista de México y, quizás, la conquista de la propia lengua, el nacimiento de la nueva lengua. No hay encuentro de culturas, amable o violento, que no resulte en mixtura y, por lo tanto, en lengua nueva, inédita.
Hablan Cortés, Malinche, Moctezuma, y voces anónimas extraviadas en la historia, en palabras de la propia Villalba, “personajes pasajeros”.
[Cortés]
Como esposas ajenas las provincias. Por el balcón nos reciben con sueños libertarios. Apenas nos marchamos, continúan la rutina del tributo. No se puede defender de una conquista lo que espera liberarse. No podemos conquistar completamente lo aferrado a su verdugo.
[Maliche]
Mariposa, flor escudo confunde con posar. Batalla del canto ninguno de costado ganará. Voy hacia el reino de dos, volarme de corola. A derramar mi canto zumba, palmar de alas turquesa como ojos fingidos veinte veces tres. Voy en defensa agazapada ocela, parecer ejército de miedo, aparecer mirando con las alas y atento los oídos. Voy y a cantar. Qué pasa Capitán, por qué no te gozás en el vacío de su red. Las flores dura un día, estrella cometida luz. Si se mira son alas de gusano. Volverá a crecer la flor, la mariposa no. Al amanecer ya es boda, fuera coyotes. Centro fuego, boca trompa y aguijón, chupadora chilam al corazón si colma rancio néctar. En llama volada de madera y pedernal, emana de la casa de la muerte. Guerrero por el pico y por la caracola reberbera. Resaca o fermento de la miel según se mira.
[Moctezuma]
¿Si un destino se cruza con otro? Destino es cruzamiento. Dijo el presagio morirá en Cholulan el enemigo. El enemigo no cumplió. Fue Cholulan el enemigo si murió. Acaso enemigo era el deseo de nunca recibirlos, quedó en Cholulan bajo cenizas y templos derruidos. El que habla por los signos, no sabemos descifrarlo, torcemos el sentido con deseos que ponemos por razones. Acaso más difícil es saber lo que designian las palabras. Lo que puede suceder porque se dice. ¿Dice enemigo si ya fuimos enfrentados, derrotados o ignorados? Y fuimos enfrentados, derrotados, ignorados en todas las provincias que pasaron y en todo mensajero. Y en Cholulan vencieron al oráculo. ¿A quién sirven los designios si hablan también al extranjero? A otros dioses otros destinos. No hay manera de evitar el cruzamiento. Verdaderos augurios que venía reclamando su heredad. La tierra es siempre un paso y nosotros aferrados a chinampas como náufragos del mundo. Les dejemos aferrados a lo efímero del agua, que vienen con sus barcos por la tierra. No entendemos una forma distinta de enemigo. No entendemos las palabras si decimos que no vengan y ellos vienen, si dicen en paz y es cenizas Cholulan. Dicen que nos pierden nuestros dioses y es verdad, dijeron cualquier cosa. Nuestra duda, el peor enemigo, ya murió. Ya no dudamos, nacimos sabiendo que vamos a morir. Extender el Imperio fue desesperación de un moribundo. Ya vienen las canoas de la muerte, ya llegaron. ¿Quién es el enemigo, la muerte o negarse a recibirla?
[Nativo separado de su amado]
Adiós mi compañero, mi sustento, mi manta y mi batalla. Mi soledad. Mi casa, mi nombre de animal. Belleza que no alcanzan la piedra y el cincel. Adiós piel de venado con su olor, el pelo acostumbrado a su postura y el hueco de su abrazo. Abrigo en el invierno y una sombra, que el exceso del verano también es intemperie. Adiós mi sujetado corazón a la única frontera que es la vida. Mariposa que tuvo un corazón donde posarse, el mismo en todas partes. Adiós la multitud en uno solo, la diferencia en multitud, multiplicando mi actitud y dividiendo mi ganancia. Amiga con ojos de venado en la tormenta, jaguar en noches despiadadas. Adiós fidelidad a tu animal y territorio, a tu cabello sin trenzar. La única parte en que me pueden herir donde me duela.
Adiós a tu espigado levantar, a tu silencio, tus pies como labrados. Adiós mi colibrí y mi campanilla, mi esclava y mi señor, mi sombra y mi derrota al mediodía caer en tu calor. Adiós mi corazón acurrucado, en apartarnos se completan. Adiós emperador en el imperio del amor y en la comarca del deseo. Adiós a la guerrera del mezcal, a mi nahual, mi consejero. Me hace llorar el pulque, a la yerba de saber sólo le pido conocer el modo de tenerte. Adiós a los sonidos conocidos y a los otros, el rumor de los ríos, el viento en el magüey, los pájaros adiós. Adiós mi lengua, un tono que tuve al alabarte. Adiós a tu susurro y estridencia, a tu estatura y tus bajezas, tu modo agazapado de caer. Tus aros me atormenta su sonido en el recuerdo, cuando rueda mi mitad en nuestra piel. Adiós mis cascabeles de espantar enfermedad, no hay peste que pueda enfrentar un corazón en quebradura. Adiós cuando se quiebran las ramas ante el fuego, el rocío que apaga las cenizas anunciando la mañana. En la noche no despido el lamento del coyote porque llora como yo. Toda la noche di vueltas como un perro, no puede uno morder su soledad sino como alacrán que se envenena. Todo es una cadena, torción que se completa en infinita, serpiente tiene hembra veneno en un colmillo y en el otro veneno masculino. Picando sus látigos y perros y caballos, el miembro de metal es cruz en escarmiento al que dijo que se amaran. Adiós, no puedo vivir en el exilio de mi patria que eras vos.
Sobre la editorial
Salta el pez es una editorial independiente que nace en 2018 en las aulas de la Universidad Nacional de las Artes. Fundada por tres estudiantes de la Licenciatura en Artes de la Escritura de la UNA, inspirada por la gesta editorial de Eric Schierloh, editor artesano de Barba de Abejas, y apadrinada por profesores admirados y acompañada por compañeres de letras. Nacida con el propósito firme y sostenido de conjugar, en iguales proporciones, autores emergentes con autores consagrados.
Entrevista editorial
-¿Qué lxs impulsó a crear Salta el Pez?
Las ganas de crear un espacio que cobijara lo que no tiene espacio o lo que, históricamente, tiene menos espacio. Algo que fuera a contralógica de las tendencias de mercado. Poesía, ensayo literario y, dentro de la colección de narrativa, muchos volúmenes de cuentos. Autores noveles en igual proporción que autores consagrados, bajo un modelo editorial que no cobra a sus autores.
-¿Se sienten parte de un movimiento de editoriales independientes contemporáneas de Argentina y más específicamente de CABA?
Sí, nos sentimos parte de una red muy vital de editoriales independientes, en pleno crecimiento, efervescente a pesar del contexto difícil, que renueva las voces literarias desde los márgenes, desde una lógica intersticial.
– ¿Qué relación encuentran entre el trabajo editorial independiente y la soberanía?
Hay una relación íntima entre el trabajo editorial independiente y la soberanía: la soberanía es asumir la voz propia, la identidad propia. La soberanía podría entenderse como el espacio que ocupa una identidad. La voz que está en el centro de la escena, la voz normativa, no precisa afirmarse a sí misma ni tiene que encontrar su espacio. Es, justamente, una voz central Los que no tienen lugar o tienen un lugar marginal nacen bajo el acto performativo de decir: yo soy, yo estoy. Por eso Salta el pez pone su energía en la blibliodiversidad y en el rescate literario, y elegimos publicar tiradas más pequeñas de muchos libros, voces nacientes y material descatalogado, inconseguible.
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