Pisar la trampa

El reconocimiento, reconocer o reconocerse. Una temática resonando en el tiempo. Reconocer es distinguir o identificar a una persona o una cosa entre varias por una serie de características propias, lo distintivo. Reconocerse es tenerse a sí mismo como lo que en realidad somos, ser transparente en el propio reflejo. Podemos ver como esta cuestión se ve afectada por el contexto sociocultural en el que nos encontramos; de este derivan dos tipos de reconocimiento, el personal y el externo: ¿en qué punto se cruzan y qué relevancia tienen en uno mismo? ¿Hasta qué punto nuestros actos, vínculos, estudios, profesiones son producto de un interés-disfrute propio o, simplemente, por esperar un impacto en los demás; y así poder buscar en el otro una aceptación? una reflexión de lo que aspiramos ser.

Creo pensar que la necesidad de ser reconocido surge desde algunos conceptos internos: la aceptación, la inseguridad, el miedo y la insatisfacción de uno mismo.“No estoy tranquilo con quien soy”, “no me conformo con saber quién soy”: el sujeto necesita ser alguien ante los demás, luego encuentra su tranquilidad en ellos. Logro ver que para algunos es el camino más fácil: no indago en quien soy. 

Se crea una dualidad en la identidad. Ya no es una sola, dejo a un costado la identidad interna, “prefiero no indagar por ahí, tal vez encuentro cosas que se escapan de mi realidad” entonces se crea una identidad externa, que viene a resolver de una forma rápida ciertas cuestiones: “pienso que me va a dar tranquilidad, orgullo, reconocimiento, poder”. “Podré tener influencia. Mi palabra tendrá peso, importancia. Seré escuchado”. Ésto quizás ocurra por no querer pasar desapercibido, ¿es la búsqueda de amor y aceptación social?

Está en nuestra biología vivir en sociedad, integrarnos en el contacto corporal. Todo ser humano que llega al mundo, depende del calor de otro ser para superar su primer encuentro con la vida. Es la salud emocional la que nos permitirá nuestra evolución, nuestro desarrollo. Es la ayuda del otro la que resolverá nuestras necesidades.

 

“El hombre es por naturaleza un animal social.”

Aristóteles

 

Ahora bien, no nos quedemos solo con una connotación negativa del reconocimiento. El trabajo está en percibir el resultado final que llega en la etapa de ser reconocido. Poder profundizar en el origen, entender que lo que se está haciendo, es por un ideal propio que realmente pueda expresar lo que tu identidad interna propone. Ser fiel y transparente a tus sentimientos. Permitirse la liberación a través de la expresión. Mantener puro el vínculo entre las identidades. Siendo así, el reconocimiento pasará a ser una hermosa síntesis de estas identidades, generando conexión directa entre la reacción externa y la profundidad interna, conectando seres en plenitud.

 

Existe un personaje interno que yo llamaría: “el enano”, éste es el que piensa por uno, el que absorbe todo lo que fue observado en nosotros y quisimos apropiar. Nos lleva a decir éstas cosas: “Tu energía me eleva”, y es así como estamos creyendo en alguien que no conocemos, esperando su agrado, dándole energía. Confiando en que así seremos reconocidos por un ser reconocido. Sucediendo así la rueda se potencia. ¿Dónde es que empieza este cuestionamiento interno? ¿qué lo pone en movimiento? ¿podríamos decir que la inseguridad en uno mismo genera una alteración de la realidad externa en base a nuestras creaciones internas, que son resultado de nuestros miedos? ¿o es que involucrarse con estas ficciones genera nuestra inseguridad?

“en el aire azulado de la luz baila un negro fuego”
Tomás Botet

Estímulos externos generan sensaciones internas, o sensaciones internas proyectan ficciones externas. Lo mueve la corriente, y me dejo llevar en ella. Me inquieto y me tiro al afluente. ¿Dónde me veo en este juego, estuvo siempre ahí y me fui acercando de a poco? Supe tocarlo, rodearlo, por un momento pensé que lo atravesé. Pude sentir que pasé por abajo. Me vi en el centro, y asi como eje, todo giraba alrededor mío, no pude moverme. Luego mis pies se desprendieron del suelo, fui humo al caminar. El concreto no me detuvo, y me esparcí por las grietas. Es el movimiento constante, perspectivas cambiantes, que dejan espacios por llenar y la posibilidad de seguir construyendo sobre lo que se convierte en el nuevo cimiento. Pero para saber en qué estado estaba, tengo que saber en qué estado estoy, y en cuál me convertiré. Porque pensar que uno se mantiene estable y correcto, es limitarse a una sola materialidad. El truco está en moldearse, sino pisarás la trampa.. te tocará  estudiarla, amarla, destruirla, para volver a salir.

 

TUNA

 

Una reflexión   

una paloma atrevida

mañana sabrás quien sos

si escuchás a los pájaros cantar

 

ruedas sobre el asfalto

generan movimiento

falta de ese encuentro

que la flor dejó caer

 

humos bajo el sol

pensamientos ahumados

es la curiosidad

porque el cactus y su espina

 

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