Stormé DeLaverie fue la voz de la valentía, una reacción de libertad en un momento del mundo donde ser diferente significaba vivir en secreto o aceptar el castigo. Precursora del movimiento LGTBIQ+ y protectora de la igualdad, Stormé es una de esas personalidades disruptivas e imparables que toca el nervio interno de cada une para entender cómo empezamos, quiénes somos como comunidad y fortalecer hacia dónde vamos.
Desde muy chica, Stormé fue disruptiva. Nació en 1920 en Nueva Orleans siendo la hija ilegal de un matrimonio interracial (pues padre blanco rico y madre negra sirvienta).
A través de su padre pudo acceder a educación privada y una vez que terminó – siendo una adolescente – se unió al Ringling Brothers Circus. Es en este tiempo donde descubre su verdadera identidad sexual al enamorarse completamente de Diane, una de las bailarinas del circo. Los amores de la vida existen y ellas lo confirman, fueron inseparables durante 25 años hasta que Diane falleció a causa de un cáncer terminal.
Luego de su paso por el Ringling, se une como drag king al Jewel Box Reveu, la primera revista drag de los EE.UU de la cual formó parte como host durante casi 14 años.
Estar en ese show ya era lo suficientemente provocador para la época pero Stormé redobló la apuesta y comenzó a vestir sus trajes, pelo corto y look androgino en su vida abajo del escenario.
Ahora bien, ¿Por qué digo que es “la voz de la valentía”? Fue en la redada policial de Stonewell Inn del 28 de junio de 1969 cuando Stormé vuelve hacer de las suyas, mostrando una vez más esa personalidad audaz e imparable.
Mientras forcejeaba esposada y se defendía como podía de los golpes de la policía, gritó hacia el resto de su gente “¿No piensan hacer nada?”.
Y fue así que con ese grito e impotencia logró poner de pie a la comunidad LGTBIQ+, dándoles esa noche y todas las que siguieron la fuerza para defenderse y el valor para vivir sus vidas tal como querían.
Está héroe rebelde demostró hasta sus últimos días no solo ser fiel a sus convicciones sino también a su gente. Después de Stonewell dedicó sus días a proteger a cada una de las personas que formaban parte de la comunidad, poniendo en su lugar a cualquiera que se metiera con ellas.
“La Guardiana” falleció a los 93 años en el 2014, dejando su audacia y fortaleza en cada una de las Marchas del Orgullo y en cada vida no binarie.
Así que hermanas aprendamos de ella y gritemos de todas las maneras posibles. Que nos escuchen, que nos lean y que nos vean.
Acá estamos, dando el primero de muchos gritos de fuerza.
Agus nos recomienda “La muerte y la vida de Marsha P. Johnson” gran documental de Netflix que nos muestra con un tono movilizador y verdadero todas las caras de vivir y ser una activista trans. Ser valiente en este mundo tiene como sombra la adversidad.
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