En la ciudad de Córdoba, entre los años 2014 y 2018, se sucedieron una secuencia de grupos y experiencias escénico-culturales que propiciaron el desarrollo de lo que llamamos lo post-folclórico: un fenómeno marginal y desconocido dentro del gran universo de la danza folclórica argentina.
Bardo Criollo, Cadáver Camaleón y Proyecto Bosta son una triada de agrupaciones con muchos bailarines y bailarinas entrando y saliendo de sus filas para dar forma a esa deformación folclórica que ocurría entre peñas, noches, ciclos performáticos, lecturas dadaístas, escuchas criollas y amistades.
La primera experiencia fue Bardo Criollo: comenzamos a circular, invitados o no, por diferentes peñas de la noche cordobesa experimentando desde la improvisación y cruzando lenguajes folclóricos y performáticos. Realizamos nuestro primer sketch en dos festivales importantes del arte independiente en Córdoba (el Circo en Escena y el Pulso Urbano). En ambos festivales presentamos Las Desvestidos, una puesta sobre sexualidad e identidad gaucha. Una performance que terminaba en un gesto insinuante de quemar una bandera argentina donde el público abuchaba o aplaudía por iguales. En los años próximos, descubriríamos que, sin advertirnos, ese gesto había sido un esbozo del estallido de la cultura queer.
Le siguió una presentación desquiciada en un diciembre de aquellos años en el mítico Encuentro Nacional Cultural de San Antonio de Arredondo. Iniciamos una peregrinación artística desde las orillas del río consiguiendo adherentes artistas de la locura para, por la noche, realizar nuestra presentación en el escenario principal. De 5 integrantes en esa tarde terminamos siendo más de 10 personas entre músicos, bailarines y “no-artistas” subidos en el escenario librados a una improvisación que transitaba entre el folclore, la violencia y la música.
Disuelto el bardo criollo, algunos integrantes formamos el Cadáver Camaleón: grupo de experimentación artística que siguió habitando espacios nocturnos como peñas o ciclos musicales donde nos invitaban a realizar nuestras presentaciones a veces improvisadas y a veces no tanto. Un espacio que nos mantuvo las puertas abiertas siempre para nuestra experimentación fue el ciclo Fragmentos Cortos Danza de la histórica compañía de danza contemporánea cordobesa Altibajos Constante Movimiento, siempre interesada y propulsando tanto el trabajo artístico como la investigación escénica de los colectivos cordobeses. Ahí presentamos Domingo S. Cura, un homenaje surrealista al percusionista folclórico argentino Domingo Cura; y Lxs Otarios, presentación arrabalera con músicas de orquestas típicas del tango argentino donde, como en todas las puestas, reinaba el humor negro, la sátira politica y la violencia (todo esto vinculado de formas extrañas a las danzas folcloricas y a la cultura popular).
Estos grupos fueron forjando, en secreto y de forma marginal, el concepto de lo post-folclórico como una forma de arribar a la escena folclórica desde puntos de vista no convencionales, extraños, polémicos, no románticos, rebeldes, anti-académicos, que deriven entre los márgenes artísticos para propiciar nuevas formas de digerir lo popular.
Con el tiempo, la experiencia colectiva decantó en una búsqueda o exilio individual para conformar Proyecto Bosta, plataforma post-folclórica donde trabajé mis obras Argamonte (Córdoba 2017) y Malambo (Buenos Aires 2023).
En la primera, utilizamos a la poética de la Zamba de Argamonte con el fin de encauzar la interpelación de lo gauchesco como forma de subvertir los relatos de una nación despiadada. En la segunda creación de Proyecto Bosta, Malambo, propusimos la encapsulación del lenguaje del zapateo argentino al servicio de la desprogramación coreográfica en la que, por medio de sonoridades digitales, abrimos el abanico de posibilidades de creación con un lenguaje tan rico como lo es el malambo argentino.
Paralelamente, para el año 2022, se dio el reencuentro en Córdoba de lo que había sido el Cadáver Camaleón con una última presentación para así resurgir de las cenizas populares y traer a la memoria escénica en vida al gran Fabian Show, fenómeno de redes post-mortem, bailarín y cantante de cuarteto de la ciudad de Bell Ville-Córdoba. La puesta se llamó “AL TUNGA TUNGA NO LO VAN A SEPULTAR” y fue una deriva cuartetera entre la huella digital de Fabián y los éxitos marginales del gran Carlitos La Mona Jimenez. Que entre danzas y karaokes alimentaba el mito cuartetero y su fuego folclórico de estirpe cordobesa. Nuestra última presentación hasta el presente fue un trabajo intermedio de una “pareja estilizada”, que sucedió en 2019, en un intento de participar del prestigioso festival Pre-Cosquín, pero que no llegó a buen puerto.
El proyecto de dúo se llamó “Trilogía Cefaleútica” y estaba compuesto por tres danzas folclóricas: una chacarera, una zamba y una jota cordobesa. Les bailarines estaban arropados con atuendos tradicionales, unas máscaras/cabezas caracterizadas de Molina Campos y machetes reales. El eje central de la dramaturgia coreográfica estaba situado en la temática del degüello y la cabeza trofeo en la historia argentina, práctica muy habitual cargada de un orden político, de guerra, criminal y hasta poético. La coreografía vagaba entre danzas, representaciones de degüello y apilamiento de cadáveres como bien podría haberse dado en cualquier batalla del origen de nuestra amada patria. La pieza se presentó en dos subsedes clasificatorias al festival pero nunca llegó al escenario mayor dada la osadía performática de la puesta y la falta de romanticismo (características que suelen esperar en los festivales competitivos de danza).
La experiencia post-folclórica sigue sus cursos de experimentación y hackeo de los estándares académicos y de representación folclórica sin dejar de lado el amor y la pasión inherentes a la causa criolla. Creemos que en todas las variables artísticas que podemos desplegar siempre habrá coincidencias y desacuerdos, pero es fundamental abrir el juego y acompañarnos como comunidad. La actualidad de la danza folclórica argentina está poblada, formada, y protegida por incontables y grandes trabajadores y trabajadoras de la cultura popular.
Se puede encontrar desde bailarines, bailarinas y docentes de todas las regiones de nuestro país resguardando las danzas criollas y tradicionales en festivales y encuentros hasta shows internacionales por todo el mundo que llevan el malambo y las danzas a otro estamento de lo espectacular.
También existen nuevas formas de hacer y pensar la danza, como lo muestra el desarrollo exponencial del malambo femenino, con una impronta cargada de nuevas estéticas, espacios de encuentro y reflexiones políticas. Como así también artistas y agrupaciones que trabajan el folclore en clave queer, marica, transfeminista y disidente. Ellxs ponen sobre la mesa la cuestión antipatriarcal para romper los estándares de aquello que podemos considerar tradicional o no. Todo esto cabe entre el inmenso cielo y la vasta tierra de nuestro folclore argentino, por eso es que acercamos la experiencia de lo post-folclóricocomo una forma más de arrimarnos a nuestras esencias mirando hacia el futuro para pensar y repensar siempre lo maravilloso de nuestras danzas folclóricas argentinas y nuestras tierras.
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