Una respuesta es casi un capricho porque el tiempo sigue corriendo, y eso uno tiene que admitirlo.
posdata: «Y un beso más»
Mayo 2021
Buenos Aires.
¿Cómo andás? Tanto tiempo.
Espero que te encuentres muy bien, ¿Sabías que desde que recibí tu relato, hace ya más de tres años, debo haberlo leído unas veinte veces? Si, te juro. Ese del chico en el bar, la chica que le gusta, el frío de la calle y Dios. Las primeras dos veces fueron seguidas, apenas me llegó. El resto fue a lo largo de este tiempo en el que no nos escribimos.
Cada vez que lo agarraba y paseaba por sus renglones me daban muchísimas ganas de frenar a tomarme un café. Si, a mí. ¿Te das cuenta? Ahora que lo pienso, quizás sea por eso que no lo leí muchas más veces.
Bueno, bromas aparte, ¿qué es de tu vida? ¿Estás estudiando, o ya terminaste? ¿Seguís laburando con tu tía? ¿Cómo está tu papá? Contame por favor. Me siento como siempre me siento al retomar contacto con vos: dos desconocidos que se olvidaron lo mucho que se conocen. Me incomoda lo rápido que pasó el tiempo.
¿Te estás viendo con alguien?
Otra vez Mayo, todavía otoño, aunque algunos días ya empiezan a tener olorcito a invierno.
En días así odio salir de mi casa, odio salir de la ducha y odio salir de la cama.
Me hice un mate. Me preparé un huequito en la mesa de luz entre el velador, el celular y el libro de Bolaño que me compré el otro día, y así, desde la cama, comienzo a escribirte.
Te voy a admitir algo, y sabés que me encanta confesarte cosas que en realidad no tuvieron una indagatoria previa por tu parte. Pero yo te admito igual, como quien deja que entre el viento a la casa y haga un poco de desorden.
La verdad es que esperaba que fueras vos quien me escribieras a mí.
Ya da igual, pero hubiera sido lindo estar un día pensando en cualquier otra cosa y recibir una cartita tuya, como seguramente te suceda a vos cuando te lleguen este sobre, este papel y estas palabras, tan medidas y a la vez generadas de manera absolutamente espontánea, a partir solo de mi más puro cariño. (Perdón queridísimo Pasteur).
Realmente me gustó mucho tu relato. No puedo hacer otra cosa más que imaginarte viviendo esa situación y mandandole un audio a algún amigo relatandole la secuencia.
Ya sé que pido bastante pero me preguntaba… ¿esto te sucedió de verdad o es pura ficción? Nada más aviso que tomaré la no respuesta como que fue inventado, son mis reglas lo siento mucho.
Me interesaría, también, saber si últimamente notaste más o menos gente en la calle.Te recomiendo un libro, siento que puede gustarte mucho: «El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas», de Haruki Murakami. Lo leí en inglés y no tiene desperdicio.
¿Tenés alguna recomendación de algo que hayas estado leyendo estos años? Preferentemente que tenga personajes memorables, por favor.
Y si estuviste escribiendo, aunque sean bocetos, ¿me los mandarías? Esto último imaginame pidiéndotelo de rodillas, solo para molestarte.
Me siento Fedor pidiendo ¡Libros! ¡Libros! para que mi alma no muera. Pero lo que la mantiene viva realmente es el pedirtelos a vos, y que sean estos un eterno vínculo entre donde sea que estés, la fantasía y yo.
(También veo, cuando puedo, algunas pelis. Hace poco vi unas muy buenas, podría hacerte una lista con recomendaciones si te interesa, hacemelo saber en tu respuesta).
Ya es bastante de noche. Me agarró frío, se me terminó el mate. Recién me estiré tratando de alcanzar con la punta de los dedos una manta para taparme y se me cayó la lapicera abajo de la cama.
¿A que no sabés lo que encontré?
Ojalá recibas esta carta. De verdad espero que te encuentre saludable, alegre y cómicamente hiperactivo.
Así te pienso siempre.
Una respuesta es casi un capricho porque el tiempo sigue corriendo, y eso uno tiene que admitirlo. Que mi presencia, o al menos la idea de mi presencia, te abrigue y en un abrazo se acorte la distancia en este invierno que se hace desear y temer.
¿Me prometés eso que quiero que me prometas?
Un beso, un mimo
y un beso más.
Yo.
PD: No creo servir para criticarte (ni siquiera constructivamente) porque bueno, entenderás. Pero si no te ofendés, sentí que el relato del bar fue escrito de manera apresurada, hasta desprolija. Siento que eras vos hablando con bronca, lo que le dio un saborcito rico, distinto, menos calculado, menos premeditado, más caluroso, generoso incluso…Pero, ¿te das cuenta?
Simplemente no me sale.
Facundo Strier recomienda Rey Tigre
Documental de Netflix. Si no lo vieron aún veanló, por favor, es hipnótico en el mejor de los sentidos. Yo me tenía que hacer acordar que estaba viendo algo real cada 15 minutos.
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